Si la emoquillada de Pechito Riquelme a los 20 del primer tiempo entraba, la historia del partido hubiera sido otra. Pero no fué.
Qué cosa extraña y maravillosa es el fóbal.
Fuimos de punto, y salimos banca.
A diferencia del tenis, donde la ausencia de Nadal nos pone casi casi en el trono Davis, el fobal es impredecible. Como dijo Dante Panzeri , es la dinámica de lo impensado.
Un equipo decididamente malo se enchufa, se pone las pilas y le gana en la mismísima bombonera al favorito de la patria mediática.
Yo no gasto a nadie porque me pone de la nuca que me gasten cuando (demasiadas veces) pierde Velez. Pero mi sonrisa de este lunes es inequívoca.
Les ganamos a los bosteros en la bombonera y los bajamos.
Seguramente que saldrán campeones.
Quién me quita lo bailado?
Viva el fútbol.
2 comentarios:
Yo creo que una de las cosas del fútbol que me pone contenta es que pierda boca, jajaja... me puse contenta por usted, y bue, es el único hincha de Velez que conozco, jajaja... besotesss
Ale Sweet
Yo voy siempre a la cancha, y lógico, siempre con esperanza. Esta vez la esperanza era poca, pero el fóbal (como muy bien usted lo llama) tiene esa cosa que te obliga a ir igual, que te obliga a verlo igual, a seguirlo igual, con un efecto narcótico sin explicación. Pero al final, mi amado Vélez me dio una alegría de esas que nunca se olvidan.
Tampoco gasté a muchos hoy en el laburo, sólo lo justo y necesario para los soretes que me boludearon sin conocer el folklore del fóbal.
El resto... al igual que a vos, la sonrisa me delataba.
Suerte y abrazo de gol.
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