21 de noviembre de 2008

Mano dura

En 1986 un diputado mexicano visitó la cárcel de Cerro Hueco, en Chiapas.
Allí encontró a un indio tzotzil que había degollago a su padre y había sido condenado a treinta años de prisión.
Pero el diputado descubrió que el difunto padre llevaba tortillas y frijoles, cada mediodía, a su hijo encarcelado.
Aquel preso tzotzil había sido interrogado y juzgado en lengua castellana, que él entendía poco y nada, y con ayuda de una buena paliza había confesado ser el autor de una cosa llamada parricidio." Eduardo Galeano.

"Patas Arriba. La escuela del mundo al revés". Ed. Catálogo, Buenos Aires, 2008, pág. 49.
Gracias a Mario

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y después algunos quieren la pena de muerte... por Dios!!! con tantos horrores y errores judiciales... (y eso que se lo digo yo), jajaja...

Ni un poema de lunes???? ¿con quién hay que hablar para que le den permiso??? ufa!!!
Besos igual!!!!

Anónimo dijo...

Yo le pego éste poema canción del Nano... que me lo pegaron en mi blog... con todo respeto por supuesto... (si me dice el nombre se lo voy a agradecer)

"El milagro de existir
el instinto de buscar,
la fortuna de encontrar
el gusto de conocer

La ilusión de vislumbrar
el placer de coincidir,
el temor a reincidir
el orgullo de gustar

La emoción de desnudar
y descubrir, despacio el juego,
el rito de acariciar
prendiendo fuego

La delicia de encajar
y abandonarse,
el alivio de estallar
y derramarse

Y el amor,
el amor,
el amor,
Serrat"