Clases gratuitas para ser un buen banquero, por el Lic. Juan Sasturain
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4 De las cuotas: Las cuotas son los segmentos elásticamente extensibles de martirio en que se divide la agonía de un deudor. Las cuotas podrán ser muchas o pocas pero siempre equívocamente “cómodas”, como el reglamento del teto. Hay que convertir las cuotas en obligaciones morales –servir la deuda– sujetas a sanciones cuasi religiosas: el Infierno se llama Embargo. Cuarta regla: Me cagaré con intereses sobre quien se demore en las cuotas.
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5 Sobre las cuentas: Se llama cuenta al espacio virtual donde el cliente deposita su dinero de un cómodo saque pero lo saca –si puede– en los tiempos, el término y el modo que el banco decide. Mágicamente, una vez depositado, el dinero del cliente deja de ser suyo. En el interior de la cuenta, las cuentas las hace el banco; los clientes y la gilada en general sólo verán el resultado. Quinta regla: Me cagaré en los titulares y suplentes de cuenta y manejaré la guita en los tiempos y formas que se me canten.
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6 Acerca de los depósitos: Son los aportes al banco de los clientes que tiene un excedente que no utilizan y cuya suma se supone debería servir para constituir una masa de dinero que pueda ser prestada a los que les haga falta. El banco sería el intermediario oficioso, que obtendría sus lógicos beneficios de la diferencia entre lo que paga por recibir y lo que cobra por prestar. Ja. Sexta regla: Me cagaré en la ingenuidad o voracidad de los depositantes pagando ínfimas o peligrosas tasas incobrables.
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Continuará el próximo domingo
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